Álzate sobre tu personaje y tira de él hacia arriba


Naciste como un Ser Divino. Trajiste contigo todo lo que tu alma ha vivido antes, con sus aprendizajes adquiridos y su sabiduría despertada. Viniste con unos dones que son únicos y te hacen una persona única, del mismo modo que tu configuración energética, única e irrepetible, diferente a todas las demás y ni mejor ni peor que ninguna de ellas, porque los conceptos de "mejor" y "peor" no pertenecen a las dimensiones de las que procedes.

Tan pronto como llegaste, empezaste a interactuar con un mundo que no era ni es un mundo divino y, por tanto, desde el primer momento te encontraste con unas personas y unas estructuras que no estaban preparadas para asumir la Luz que eras y eres, con tu infinita curiosidad, tu espontaneidad, tu deseo esencial de expandirte y explorar, tu capacidad infinita de confiar, tu creatividad sin límites... y tu inmenso poder interior.

Muy poco tiempo después de llegar, eras una personita que empezó a estar expuesta a una constante, persistente, sistemática e intencionada programación pensada y aplicada para ensombrecer tu luz, anestesiar tus dones, atrofiar tu curiosidad, castrar tu espontaneidad, controlar tu deseo de expandirte y explorar, eliminar tu capacidad de confiar, desconectarte por completo de tu creatividad, y llevarte a renunciar, sin saberlo ni darte cuenta, a tu inmenso poder, para hacerte absolutamente dependiente de personas y estructuras dispuestas a evitar a toda costa que recuerdes lo que viniste a entregar al mundo. Puedes llamar a eso como quieras: la 3D, la Matrix, el Sistema... Le llames como le llames, se trata de una ingente, absoluta Programación a la que tú, yo, y todos los que llegamos a este mundo, hemos estado y seguimos estando expuestos, aunque no todos la interiorizamos de la misma forma.

Te llevaron a una escuela pensada para homogeneizarte, para neutralizarte energéticamente igual que a todos los otros niños y jóvenes que estaban allí contigo.

Saliste de ese sistema educativo programado para malvender tu tiempo y energía por dinero, y a eso se le llamó trabajo. Llegaste a lugares de trabajo en los que nadie creía que todos los que estabais allí erais igualmente valiosos: había jerarquías discriminatorias; preferencias separadoras; categorías creadas no para organizar y optimizar, sino para enfrentar; normas de funcionamiento creadas con la mente y la palabra, alejadas del corazón y de la intuición.

Aprendiste que cuidar tu salud consistía en repararla cuando estuviese deteriorada a través de los dos únicos recursos que ofrece la medicina del Sistema: la química farmacológica y la mecánica quirúrgica.

Adquiriste e hiciste tuya la creencia de que para "ganarse la vida" había que trabajar duro, esforzarse, sufrir, y esperar mucho, mucho tiempo. Era y es esclavitud, y se le llamó responsabilidad. Interiorizaste esa creencia porque tu marco mental básico era el de la escasez, el de la carencia, y el de la lucha permanente por salir de ella... sin salir nunca de ella, porque es una Programación que está dentro de ti y que conecta con las estructuras externas a ti que la reproducen, justifican, legitiman y perpetúan disfrazándola de "progreso social".

Empezaste a relacionarte con otras personas lo mejor que pudiste y supiste, sin saber que llevabas dentro de ti las huellas activas de todas las distorsiones que viviste en tus primeros años de vida. Y pasaste una parte de tu vida creyendo que estabas viviendo la vida que habías escogido, y no la que habías reproducido como reflejo de todas las Programaciones que fuiste interiorizando cada día de tu vida.

En algún momento, conectaste con la aparente obligación de participar en los sistemas de creencias y rituales diseñados para hacerte creer que pertenecías a algo más grande que ti, mejor que tú, algo que daba sentido a tu existencia en virtud de la capacidad de ese algo de hacerte diferente (es decir, mejor o peor): la política de partidos; el deporte basado en el tú o yo (eso es el tenis, por ejemplo), el vosotros o nosotros (el fútbol, por supuesto); la lucha de clases; la lucha de géneros; el nacionalismo; la religión; los impuestos; el funcionariado; las actividades de todo tipo subvencionadas...

Desde muy temprano en tu vida, interiorizaste el concepto de "tiempo libre", "tiempo de descanso", "ocio", como un espacio temporal, físico y energético separado y diferenciado de los espacios temporales, físicos y energéticos en los que te forzabas y esforzabas estudiando lo que otros te imponían o trabajando en aquello a lo que te obligaban a cambio de un dinero que solo perpetuaba la escasez de la que ya venías.

No necesitas un sistema educativo, sino oportunidades para descubrir y desarrollar tus dones y talentos.

No necesitas esclavizarte a través del trabajo, sino poner en marcha tu propio proyecto basado en tu deseo de compartir con el mundo precisamente esos dones y talentos tuyos, esa abundancia tuya, y recibir como respuesta la abundancia del Universo en todas sus formas, incluido el dinero.

No necesitas ninguna estructura "sanitaria" creada para perpetuarse a sí misma a base de mantenerte a ti, a mí, a todos, como enfermos crónicos funcionales: lo suficientemente enfermos como para necesitar siempre de esa estructura intoxicadora, pero lo suficientemente funcionales como para seguir activos en el engranaje de esclavitud que caracteriza a la Matrix. Tú tienes el poder de sanarte y de encontrar los recursos que la Madre Tierra pone a tu alcance para sanarte cuando tus sistemas energéticos se desequilibren, y para mantenerlos equilibrados todo el tiempo que quieras.

No necesitas relacionarte con otros para sustituir a la madre y al padre que no tuviste, sino para hacerte consciente de que te has estado relacionando con otros precisamente para eso, porque saliste de tu infancia y adolescencia con unas heridas que estarán abiertas y activas, dictando tu vida, hasta el momento en que empieces a darte cuenta de que están ahí, y despiertes de nuevo tu curiosidad para querer saber cuáles son, cómo son, cómo sabotean lo que debería ser tu vida verdaderamente, y cómo puedes sanarlas e integrarlas para liberarte.

No necesitas poner en manos de otros las decisiones que te corresponden a ti sobre cómo vivir en comunidad, cómo organizarse, cómo gestionar lo común y lo propio: es tu prerrogativa, tu poder y tu responsabilidad hacia ti mismo como la persona soberana que has venido a ser.

No necesitas poner fuera de ti la vivencia de Dios ni la relación con él a través de otras personas dedicadas a ello, porque tú eres un fractal de Dios, y solo le puedes conocer reconociendo la divinidad en ti.

No necesitas proyectar en "profesionales" del espectáculo la creatividad infinita que está en ti. Tú puedes crear tu propio arte, tu propio teatro, tu propia música, por ti mismo o en colaboración con otras personas. Y todo eso que crees, puedes ofrecerlo a quien quiera compartirlo contigo desde el otro lado, de la misma forma que tú puedes compartir como receptor lo que otros hayan creado.

Eres un fractal de la Fuente, de la Energía Creadora, de Dios, llámale como quieras y, por tanto, tu esencia contiene lo mismo que la suya. No necesitas desencarnar y reencarnar en otro punto de la espiral para recordarlo, aunque es la opción que muchos están escogiendo. Puedes recordarlo estando aún aquí. Depende solo de ti porque, aunque como ser encarnado no escogiste estar en esta Matrix 3D, tu Ser sí lo escogió y, por lo tanto, tienes la oportunidad de desapegarte de ella, de desprogramarte. Es tu responsabilidad y solo tuya.

No te lamentes, tú escogiste esto. Álzate sobre tu personaje y tira de él hacia arriba.
Puedes hacerlo.
Depende solo de ti.

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