He tenido tres experiencias directas relacionadas con hipotecas en mi vida. La primera, cuando era adolescente, a mediados de los años 70. Mis padres compraron un apartamento en Hospitalet de L'Infant, en la provincia de Tarragona, que pagaron con un préstamo equivalente al 90% del precio de compra. Terminaron de pagarlo en 5 años, y lo conservaron durante 25 años. A partir del quinto año, fueron los propietarios de la vivienda. La segunda, cuando tenía 36 años y vivía en San Diego, y la tercera, seis años después, cuando vivía en Washington, DC. En ambas ciudades, la que entonces era mi esposa y yo compramos una casa, con préstamos. Habríamos tardado décadas en terminar de pagarlas. No llegamos porque la primera casa, la de San Diego, la vendimos para mudarnos a DC. La segunda casa pasó a su nombre cuando nos divorciamos y, pocos años después, la vendió. Ninguno de los dos llegamos, pues, a ser propietarios de ninguna de las dos casas. Por si a alguien le extraña lo que digo sobre
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