Del por qué al para qué


Probablemente, alguna vez, o muchas veces, te has preguntado por qué te sucede lo que te sucede, especialmente si te ha ocurrido repetidamente. Por ejemplo, ¿te has preguntado alguna vez por qué te encuentras siempre con el mismo tipo de hombre/mujer a la hora de emparejarte? ¿O te has preguntado, quizá, por qué parece que siempre te toca el jefe más autoritario? ¿O por qué acabas quedándote tantas veces en números rojos, con los dichosos imprevistos, cuando tienes ingresos de sobra para que no te pase?
¿Te has preguntado alguna vez por qué te sueles preguntar "por qué"?

Es muy probable que, cuando te preguntas por qué, sientas frustración, enfado, ira, desánimo, impotencia, desorientación. Puede incluso que sientas una especie de fatalidad sobrevolando tu vida, de manera que llegues a decirte incluso que va a ser siempre lo mismo. Puede que te sientas una víctima sin saber exactamente de qué.
Todo esto cambia cuando, en lugar de preguntarnos por qué, nos preguntamos para qué. Haz la prueba y pregúntate para qué vives la misma situación una y otra vez, y observa cómo te sientes entonces. ¿Sientes la misma frustración, la misma desorientación, la misma impotencia, o quizá, por el contrario, te sientes menos arrinconado y menos víctima? Sea lo que sea, es muy probable que haya cambiado algo. En cuanto planteas lo vivido en términos de para qué, estás diciéndote, implícitamente, aunque tu mente no se lo crea todavía, que vivir un cierto patrón tiene una finalidad, en lugar de ser una fatalidad fuera de tu control. Y si tiene una finalidad, te estás diciendo también que, en cuanto esa finalidad se alcance, el patrón habrá cumplido su cometido. Y ese será su final.

¡Qué diferente! ¿verdad?

¿Qué hay detrás de todo esto? Hay un cambio profundo en la perspectiva desde la cual entendemos, vivimos y contemplamos la vida. Detrás del para qué está la presuposición de que todo lo que vivimos tiene un sentido, un cometido, un objetivo que, además, siempre acaba siendo positivo para nosotros. Porque detrás de cada experiencia, y también de cada patrón, hay un aprendizajq eu nuestra alma ha escogido vivir a través de la persona en la que ha encarnado esta vez. Así que, quizá, tenga mucho más sentido la posibilidad de que a uno siempre lo acaben abandonando sus parejas para que aprenda a estar solo, o para que aprenda a amarse de verdad a sí mismo antes de meterse en otra relación sin su propia autoestima. O quizá tenga más sentido la posibilidad de que una se encuentre siempre con el mismo tipo de jefe intolerante y autoritario para que aprenda a valorarse a sí misma, a no sentirse inferior a nadie, o para que se dé cuenta de que no necesita supeditarse a nadie para desarrollar y ofrecer lo que ha traído a este mundo.
Sea cual sea la respuesta al para qué en la historia de cada cual, el desenlace es siempre el mismo: en cuanto vemos el para qué, lo asumimos y lo interiorizamos, y empezamos a actuar en consecuencia, el curso se ha terminado, y esa asignatura está aprobada, y podemos pasar a otra.

Cambiar el enfoque de esta manera no necesariamente es fácil. Pero sabemos que está directamente relacionado con lo que el alma decidió que su nuevo personaje afrontase en esta encarnación y, por ello, conocer el plan del alma es un atajo y un acelerador para poder llevar a cabo ese reenfoque y empezar a entender de verdad TODO lo vivido. Así de potente puede llegar a ser acceder a ese conocimiento.

Comments

Popular posts from this blog

¿Seguro?

Margin Call: los psicópatas detrás de las hipotecas

La España integrada