Y un día llamaste




Años y años pasé
siendo incapaz de verte,
negándome a reconocerte,
huyendo de lo que encontré.
Encontrarte era mi meta
sin saber cómo alcanzarla,
quemando la vida en buscarla,
hablándome sin ti en la cuneta
de una carretera interminable,
huyendo de mí hacia adelante,
ciego siempre a lo importante
y ahogado en la urgencia inabarcable.
Hasta que un día llamste
de nuevo a mi puerta con estruendo,
y ahora que lo que tuve ya no tengo
sé que viniste para quedarte
porque ya no podía más,
porque el vivir errante me agotaba,
y sin saber hacia dónde me llevabas
confié por fin en ti, y me salvaste.

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De mi libro La voz interior, en proceso de publicación.
Puedes encontrar mis libros publicados aquí

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