Antes y después
Si de repente el cansancio te detiene,
o la incertidumbre te asusta;
si por un momento dejas de verte,
o tu espejo se inunda
de un caudal antiguo
de aguas estancadas,
atrévete a
detenerte, asustarte,
perderte, ahogarte.
Deja que la inacción, el miedo,
la desorientación, el ahogo,
te crucen, como si no estuvieras
en su camino,
como si en ti no se detuvieran,
como si fuesen lo que son:
la señal inequívoca de que
te mueves antes de cansarte,
te atreves antes de asustarte,
te ves antes de perderte,
bebes agua nueva antes de ahogarte,
y todo eso, y más, también, después.
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De mi libro La voz por ti encontrada
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