Tabús
Hasta anoche y esta mañana, cuando aparecieron las piezas clave y las conexiones entre todas ellas.
Hay en mi linaje paterno un tema tabú que todavía hoy lo es en muchas sociedades y, desde luego, en las hispanohablantes. Mucho menos en las angloparlantes. Tiene que ver con un tipo de vivencias que yo también he tenido y, aunque hace años que soy consciente del propósito de que formaran parte de mi plan álmico, ahora es infinitamente más claro.
Hay en mi linaje paterno y en mi vida un historial de violencia doméstica ejercida por mujeres sobre hombres, y situaciones extremas durísimas relacionadas con ello. Quienes me conocen desde hace unos años saben que en 2008 empecé a hablar del abuso sexual que viví durante la infancia por parte de mi madre. Pero muchas menos personas saben que, en un momento muy concreto de mi vida, viví un episodio de violencia doméstica por parte de una mujer con la que convivía temporalmente. Sé que eso ha ocurrido antes en mi linaje paterno, y que el silencio y la vergüenza se tragaron esa parte de la historia familiar.
Hasta aquí. Hasta mí.
Ha sido y es un tema tabú, como el del abuso sexual por parte de mujeres sobre niños o sobre hombres u otras mujeres. Y, puesto que lo es, hablo de ello. Es una de las cosas que he venido a hacer. Y, además, hablo y voy a hablar de ello a años luz de ideologías políticas, sociales, y otras programaciones mentales que, entre otras cosas, alimentan el tabú porque hay cosas que, si dejan de estar enterradas en el silencio, destruyen de raíz esas ideologías y programaciones mentales.
Hemos venido a aprender, recordar, comprender, aceptar, asumir, amar, sanar.
Desde ahí hablo y voy a hablar de esta cuestión.
Por mí, por ellos, por ellas, y por todas las personas, hombres y mujeres, que lleguen a leerme o escucharme hablando de esto que hayan estado o estén en esa vivencia, independientemente del rol que hayan vivido o estén viviendo.
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