Dejar de correr


Con frecuencia, cuando estamos a punto de empezar a hacer algo, o mientras lo estamos haciendo, nos encontramos intentando resolver dudas, miedos, intuiciones, “corazonadas” que, aunque pueden ser muy diferentes entre sí, tienen una característica común, y es que interfieren con lo que intentamos hacer o tenemos intención de hacer. A veces, incluso, parece que pueden más que nuestra propia determinación y no llegamos a completar, o ni siquiera a empezar, nuestra actividad o nuestro proyecto.
Cuando nos encontramos en un momento así, nos puede resultar muy útil plantearnos algunas preguntas:
  • ¿Cómo nos sentimos cada vez que una de esas dudas o miedos surge y se cruza en nuestro camino?
  • ¿Cómo nos sentimos mientras nos enfrentamos a esas dudas o miedos para superarlos, o para que desaparezcan?
  • ¿Cómo nos sentimos cuando conseguimos vencerlos y continuamos nuestra marcha?
  • ¿Cómo nos sentimos cuando somos nosotros quienes cedemos y abandonamos?
Y en cada una de esas situaciones, ¿qué impacto tiene sobre nosotros lo que sentimos?


Plantearse estas preguntas, no en abstracto, fuera de contexto, sino en el momento mismo en que estamos luchando con nuestras dudas o miedos puede ser, por sí mismo, una gran ayuda. A veces, es todo lo que necesitamos para que las dudas o los miedos dejen de parecernos un obstáculo insalvable. En ocasiones, incluso, basta con pararse a ser consciente de que tenemos miedo o dudamos para que, simplemente, dejemos de temer o dudar, y empecemos a comprender y actuar.

El psicólogo estadounidense Carl Rogers nos dice que “la curiosa paradoja es que cuando me acepto a mí mismo como soy, entonces puedo cambiar.” Es decir, sólo cuando nos ponemos en contacto con lo que hacemos, con lo que pensamos, con lo que sentimos, con lo que nos pasa por dentro, sólo entonces somos capaces de cambiarlo si eso es lo que necesitamos o queremos hacer. Al aceptar y asumir como propio lo que está pasando en nuestro interior, desviamos la energía que utilizamos para no oírlo, o verlo, o incluso para no sentirlo, hacia lo que de verdad queremos y necesitamos, que es cambiarlo. Es por eso que parte de la ansiedad que nos provocan nuestros miedos, dudas, y frustraciones desatendidos, ignorados, reprimidos, desaparece en cuanto los miramos de frente y los asumimos. Con ello, empezamos a conseguir que, en vez de controlarnos ellas a nosotras, los controlemos nosotros a ellos.

El Dr. David Burns nos recuerda, a este respecto, que lo que sentimos está estrechamente vinculado a lo que pensamos, de modo que, si cambiamos nuestros pensamientos, seremos capaces de cambiar también nuestros sentimientos. 



Ser capaces de preguntarnos a nosotros mismos “¿qué me pasa?”, “¿cómo me siento?”, es a la vez resultado y causa de que nos anclemos en el aquí y el ahora de nuestra propia experiencia. En otras palabras, de que dejemos de correr, y nos detengamos a caminar con nosotros mismos, a nuestro propio paso. Con frecuencia, nos basta con eso para sentir como que el tiempo se ralentiza y, sobre todo, tenemos la sensación de estar viviendo un momento auténtico, y sentimos nuestra energía mucho menos dispersa.

Pero podemos aún ir un poco más allá. Cuando la duda sobre nuestros proyectos o el miedo ante cualquier obstáculo nos asalta, podemos también, después de detenernos para hacernos conscientes de que están en nosotros, preguntarnos de dónde vienen. No me estoy refiriendo aquí a iniciar un proceso de introspección psicoterapéutica, sino a considerar hasta qué punto esas dudas y miedos no vienen de nosotros, sino que son el resultado de haber interiorizado unos hábitos de evaluación y feedback negativos, devaluadores, adquiridos, más útiles para activar en nosotros sentimientos de culpabilidad que para contribuir a nuestro desarrollo personal y profesional.

Desde esta perspectiva, puede resultar muy útil preguntarnos qué tipo de feedback hemos recibido a lo largo de nuestra vida como adultos, como profesionales, como estudiantes, como miembros de grupos, y observar qué cosas de las que nos decimos a nosotros mismos nos las han estado diciendo otras personas antes.

En The inner game of work, Timothy Gallwey describe este proceso de internalización de críticas devaluadoras como la creación de lo que él denomina Self 1, en oposición a un Self 2, que es precisamente el objeto de las críticas del primero. Ese segundo yo, además, contendría, según Gallwey, nuestro auténtico yo, libre, creativo, espontáneo, lleno de energía, motivado, fuerte, capaz. El yo que, en definitiva, quiere y puede aprender y crecer. El primer yo, el Self 1, estaría, en cambio, formado por un aluvión de críticas negativas recibidas a lo largo del tiempo desde distintos frentes, con tal constancia, persistencia y fuerza, que llegan a convertirse en parte de nuestra propia forma de pensar sobre nuestros propios actos, ideas, proyectos, sentimientos y formas de ser.

Llegar a ser conscientes de cuáles son en nuestro caso, de su procedencia y, sobre todo, del impacto que han tenido y tienen en nosotros, es un paso gigantesco para llegar a un punto en que podamos liberarnos de esas críticas adquiridas y seguir nuestra marcha impulsados por la energía positiva de nuestro yo auténtico.

Lecturas recomendadas

Burns, D. (1980). Feeling good: The new mood therapy. New Yorik, NY: Signet. Traducción al castellano: Burns, D. (1998). Sentirse bien. Una nueva terapia contra las depresiones. Barcelona: Paidós.

Gallwey, T. (2003). The inner game of work: Overcoming mental obstacles for maximum performance. Texere Publishing.

Langer, E.J. (2005). On becoming an artist: Reinventing yourself through mindful creativity. NY: Ballantine Books. Traducción al castellano: Langer, E.J. (2006). La creatividad consciente: De cómo reinventarse mediante la práctica del arte. Barcelona: Paidós.

Rogers, C. (1961). On becoming a person. Boston: Houghton Mifflin. Traducción al castellano: 

Rogers, C. (1982). El proceso de convertirse en persona. Barcelona: Paidós.

Seashore, C., Seashore, E., Weinberg, G. (2004). What did you say? The art of giving and receiving feedback. Columbia, MD: Bingham House Books.

Comments

Popular posts from this blog

Margin Call: los psicópatas detrás de las hipotecas

¿Seguro?

La España integrada